II

Discontinuos murmullos que parecen enloquecer al abrazarse a ti, y sutilmente embriagarte de temor, ese por el cual caes aferrada, pues a fin de cuentas, siendo temor o no, es lo único que ha quedado de pie a tu lado. Y como uno de los más preciados licores lo bebes, sin desperdiciar una sola gota. La esencia se contamina al paso de incontables segundos, y el extraño ardor, como si tu piel quemara de dolor con un ligero temblorcillo se van esparciendo en todo tu cuerpo. !Oh, qué maravilla! Podrías exclamar. Pero tan bien sabes que hasta las maravillas poseen un lado obscuro, que la lágrima que ahora cae podría ser confundida por impalpable e intensa alegría, y sin embargo, no es más que el dolor abriéndose paso a través del método más simple y agonizante que conoce.
OH, qué maravilla... La maravillosa, fría, y templadamente furiosa realidad.

¿Qué es un anhelo? No lo sé, no sé si quiera saberlo. De hecho, debo de tener un poco de información al respecto en mi no tan subconsciente inconsciente (ignoren esto, no tengo la menor idea de lo que pretendía decir), en otras palabras, así no quiera saberlo ni tener un maldito lazo alguno, ya hay una parte de mí conectada a aquello. Si, maldición. Pero eso palabrita tampoco solucionada nada. Aunque tampoco creo que haya algo para solucionar de todas maneras.

Soy inconsistente, o eso me hacen creer los escasos dos párrafos que he escrito, que no tienen nada de parecido, ni conexión, ya que los escribí en diferentes intervalos de tiempo. Pero como salieron de mi mentecilla –lo cual me deriva a mi imaginación, que ya creía yo que se había escapado de vagac... digo vacaciones estos días (últimos meses, quizá los últimos dos años), pero que de pronto parece que no es así, aunque quien sabe, después de todo ni siquiera yo lo sé- supongo que alguna conexión aparte de su lugar de origen deben tener. Quizá quien esté leyendo esto le halle una, ya sea por motivos personales –me captan ¿no?- o porque de verdad tienen algo en común.

Parloteo incesante el que no dejo de escribir. Y realmente, creo que dejaría a un lado mi conocido “mutismo” –que en sí no es nada de eso, simplemente prefiero escuchar y opinar cuando sea necesario. Pero ya saben, a la mayoría de personas les encanta exagerar las cosas, y cuando no conocen mucho de ti, pues asumen cosas sin siquiera preguntar el porqué. De hecho, no creo que se hagan esa pregunta muy seguido, a no ser que estén en esos casos de dramatismo puro (ja) que los suele embargar de manera imprevista (como suele pasarnos a todos) y que terminan desencadenándose en rayos (llamados culpa) disparados a quien sea el mejor postor (obligado). O como se podría decir en términos generales, a la primera persona de tu no agrado (mejor si tiene algo que ver en la situación) que se cruce por tu camino.- para comentar todo esto a alguien. Pero por ahora es mejor escribirlo. – Y tengo que admitirlo, me gusta más escribir que decir esto a alguien que no va a escuchar más de 3 palabras, una del comienzo, el intermedio, y la final. Aparte... esto me entretiene más- ya que no puedo abusar de la voz, que por ser preciada para mi, prefiero cuidar y dejar que la gente crea lo que le da la gana.- A fin de cuentas, he comprobado que lo que suelen decir me hace sonreír, quizá sarcásticamente, pero sonrisa es sonrisa ¿no?.

Por hoy ha sido suficiente. Na, nunca es suficiente, o eso dicen por ahí. Como sea...

Z.